El tratamiento antirretroviral resulta eficaz en hombres gais, bisexuales y otros HSH aunque tengan otras ITS
El resultado de un estudio tailandés respalda la eficacia de la estrategia del tratamiento como prevención incluso en presencia de otras infecciones de transmisión sexual concomitantes
Marta Villar - 04/10/2018
Los hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) que tienen el VIH y presentan alguna infección de transmisión sexual (ITS) en el momento de iniciar el tratamiento antirretroviral no son menos propensos a alcanzar una carga viral indetectable que aquellos que no tienen una ITS. Sin embargo, la carga viral del VIH en sangre, secreciones rectales y sobre todo en semen fue considerablemente mayor en aquellos hombres con alguna ITS en el momento del diagnóstico del VIH, antes de empezar el tratamiento. Estos son los principales resultados de un estudio tailandés publicados de forma reciente en la revista Journal of the International AIDS Society.
Las infecciones de transmisión sexual son habituales entre hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) con el VIH. Existe la preocupación de que las ITS no diagnosticadas y, por tanto, no tratadas puedan socavar los esfuerzos por utilizar la terapia antirretroviral para la prevención debido a la capacidad de transmisión del VIH de los fluidos genitales.
Un estudio estadounidense llevado a cabo en 2012 halló que una cuarta parte de los hombres gais, bisexuales y HSH de EE UU con carga viral indetectable en sangre seguían manteniendo un nivel detectable de viremia, aunque bajo, en semen. No obstante, otro estudio realizado en 2015 en Londres (Reino Unido) encontró que uno de cada tres hombres gais, bisexuales y HSH que presentaban una ITS en el momento de iniciar su tratamiento antirretroviral no era menos propenso a lograr una carga viral indetectable en las secreciones rectales en comparación con la mayoría de las personas que no tenían una ITS.
Con el fin de arrojar algo más de luz sobre estas cuestiones, un equipo de investigadores tailandeses decidió evaluar la correlación entre la presencia de ITS y el nivel de ARN del VIH en los compartimentos anogenitales entre los hombres gais, bisexuales y HSH con el VIH antes y después de empezar el tratamiento antirretroviral.
El estudio contó con 143 hombres gais, bisexuales y otros HSH con el VIH pertenecientes al Proyecto de Demostración de Pruebas y Tratamientos en el que participan cuatro centros de salud de Tailandia. Al comienzo del estudio, 106 participantes tenían el VIH y los 37 restantes se infectaron a lo largo de los dos años de seguimiento. La edad promedio de los inscritos al inicio del estudio fue de 26 años y el 74% indicó no utilizar el preservativo de manera constante.
La alta prevalencia de infección por el VIH se correlacionó con una alta prevalencia de ITS. El 52% de los participantes tenía como mínimo una ITS diagnosticada al comienzo del estudio. Se encontró clamidia en el 33% de los participantes, gonorrea en el 23% y sífilis en el 16%.
Al inicio del estudio, el promedio de la carga viral del VIH en sangre fue de 80.000 copias/mL. En el caso de los hombres que presentaban alguna ITS, la carga viral fue cuatro veces más elevada (158.000 copias/mL) que en aquellos sin ITS (40.000 copias/mL). En las secreciones rectales se registró una diferencia ocho veces mayor entre los hombres con alguna ITS y aquellos sin ellas (12.500 copias/mL frente a 1.580 copias/mL). Sin embargo, la mayor diferencia se halló en la carga viral promedio en semen, que fue de 3.100 copias/mL en los hombres con ITS frente a únicamente 40 copias/mL en aquellos sin ITS (unas 77 veces más en el promedio de los que tenían las ITS). De hecho, más de un tercio de los varones tenían viremias indetectables tanto en las secreciones rectales como en semen en el momento del diagnóstico y la mayoría de ellos no tenían ITS, lo que subraya el hecho de que las infecciones de transmisión sexual pueden ser un factor significativo en la transmisión del VIH.
Ciento treinta y tres participantes (el 93%) empezaron un tratamiento antirretroviral compuesto por una combinación a dosis fija de tenofovir, lamivudina y efavirenz, un régimen avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dos hombres desarrollaron síntomas adversos relacionados con efavirenz y cambiaron a un régimen basado en lopinavir. El nivel de adherencia al tratamiento, tanto al año como a los dos años, fue superior al 95%.
Durante la fase de seguimiento, se observó que los hombres con alguna ITS al inicio del estudio no presentaron más probabilidades de tener una carga viral detectable que aquellos sin ITS. De las 114 personas que completaron el periodo de seguimiento de 12 meses, cinco (el 4,4%) tenían cargas virales detectables en sangre –dos en el grupo que tenían otras ITS y tres en el que solo tenían VIH–. De las 68 personas que recibieron seguimiento hasta el mes 24, dos hombres con ITS y uno sin ITS presentaron niveles detectables de carga viral en sangre, una diferencia que no fue estadísticamente significativa.
Solo se registraron niveles detectables de carga viral en semen en una persona al mes 12 y en dos personas al mes 24 (y solamente una de estas tres personas tenía otra ITS). En cuanto a la carga viral detectable en las secreciones rectales, tan solo se encontró en una persona, que no tenía otra ITS.
A diferencia de los estudios previos en los que se evaluó la correlación entre la presencia de ITS y el ARN del VIH al mismo tiempo, en el presente estudio se observó que las 5 personas que habían presentado una carga viral detectable a los 12 meses habían tenido sífilis al comienzo del estudio, la cual había sido tratada y curada.
Según los autores, la presencia de ITS no constituye una causa directa de detectabilidad de la carga viral. No obstante, el hecho de tener una ITS unido a un nivel pobre de adherencia puede ser signo de otros problemas de salud subyacentes, como por ejemplo la depresión.
Los resultados del presente estudio respaldan la importancia de la ampliación del tratamiento como prevención entre la población de hombres gais, bisexuales y otros HSH a nivel mundial. La correlación entre las ITS y el ARN del VIH en la zona anogenital (en especial antes del tratamiento antirretroviral y probablemente hasta que se logre la supresión viral completa) señala la importancia de integrar la detección asintomática de las ITS en el programa de tratamiento como prevención en esta población.
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