¿Cómo mejorar la atención y el tratamiento del VIH en personas que se hacen mayores?
La falta de guías clínicas específicas dificulta una adecuada atención de estos pacientes
Francesc Martínez - 18/12/2018
La población con el VIH en países occidentales está envejeciendo. En España, los mayores de 50 años ya representan casi la mitad del total de personas con el VIH. Ello se debe principalmente a dos hechos positivos: que el tratamiento antirretroviral ha logrado que el VIH haya pasado a ser una infección de evolución crónica –alargando la esperanza de vida de estas personas hasta niveles cada vez más cercanos a los de la población general– y que el punto máximo de nuevos diagnósticos de la infección (registrado en 1994) se va quedando atrás en el tiempo. Sin embargo, no todo son noticias positivas: la atención y el tratamiento de las personas con el VIH que envejecen supone un reto para el sistema sanitario dada la notoria falta de guías de práctica clínica específicas para este grupo poblacional.
Con el objeto de determinar los principales retos respecto a la atención de personas con el VIH que envejecen, un equipo liderado por investigadores del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona, Cataluña, España) llevó a cabo un artículo publicado en BioMed Research International en el que se evaluó el estado actual de la atención de las personas con el VIH que envejecen y las acciones que podrían emprenderse para mejorarla.
Uno de los puntos más destacables del envejecimiento con el VIH son las comorbilidades, que afectan a las personas con el VIH que envejecen en mayor medida que a la población general de edades similares. Esta acumulación de comorbilidades reduce la esperanza de vida de las personas (véase La Noticia del Día 05/11/2018),por lo que es cada vez más un tema a abordar con una idónea coordinación multidisciplinar entre los diversos médicos especialistas y los profesionales sociosanitarios (dado el potencial discapacitante de algunas de las comorbilidades).
Por el impacto del propio VIH y –en algunos casos– de algunos antirretrovirales, las personas con el VIH que envejecen –respecto a personas sin el virus de edades similares– sufren un mayor impacto de enfermedades cardiovasculares, cánceres (algunos de ellos no definitorios de sida), diabetes, insuficiencia renal crónica y deterioro neurocognitivo.
En su artículo, los investigadores analizaron los registros de la base de Datos de Medicaid (seguro de salud que atiende a personas con bajos ingresos de EE UU) y hallaron que los casos de enfermedad cardiovascular pasaron de afectar al 3% de los integrantes de la cohorte a afectar al 7% entre los años 2003 y 2013. En idéntico periodo, las tasas de insuficiencia renal pasaron del 5% al 11%, las de osteoporosis del 5% al 6% y las de diabetes del 9% al 19%.
Hoy en día, no se han desarrollado guías de práctica clínica adecuadas para el manejo del VIH en personas mayores, básicamente porque hasta hace poco no representaban un porcentaje sustancial del global de personas con el VIH, pero esto ha cambiado rápidamente. De hecho, este fue uno de los principales factores que llevaron a la publicación del artículo: establecer unas recomendaciones que sienten la base para futuras guías de práctica clínica sobre envejecimiento con el VIH.
En su revisión, los investigadores destacaron el impacto sobre las personas con el VIH que se hacen mayores determinadas condiciones tales como las caídas, la incontinencia, la fragilidad y la demencia. También es preocupante la polifarmacia, ya que se van acumulando comorbilidades y cada una de ellas precisa de la administración de fármacos, lo que precisa de un manejo adecuado en materia de interacciones, ya que estas suponen un riesgo para la salud de estas personas. Un último punto a destacar es la necesidad de apoyo social a un grupo poblacional en el cual la soledad y la falta de cuidadores son habituales.
Los autores también destacan como esencial el manejo del Trastorno Neurocognitivo Asociado al VIH (HAND, en sus siglas en inglés), que engloba diversas formas de deterioro neurocognitivo incluida la demencia asociada al VIH.
Los investigadores manifiestan que existe una necesidad creciente de identificar factores asociados a envejecer con el VIH manteniendo adecuadamente las funciones cognitivas, lo que podría ayudar a establecer el impacto de diversos factores –aparte del VIH –- sobre el desarrollo del HAND. Además, una evaluación neuropsicológica completa debería –a su juicio – realizarse a todas las personas con el VIH a partir de cierta edad para identificar los casos de HAND, medir su capacidad funcional y utilizar las estrategias terapéuticas óptimas para retrasar o reducir el impacto del deterioro neurocognitivo.
Los investigadores manifiestan que existe una necesidad creciente de identificar factores asociados a envejecer con el VIH manteniendo adecuadamente las funciones cognitivas, lo que podría ayudar a establecer el impacto de diversos factores –aparte del VIH –- sobre el desarrollo del HAND. Además, una evaluación neuropsicológica completa debería –a su juicio – realizarse a todas las personas con el VIH a partir de cierta edad para identificar los casos de HAND, medir su capacidad funcional y utilizar las estrategias terapéuticas óptimas para retrasar o reducir el impacto del deterioro neurocognitivo.
La fragilidad, condición en la que una persona es “incapaz de recuperarse de forma efectiva de condiciones que afectan a su estado de salud”, afecta a entre el 5% y el 19% de las personas con el VIH de diversas cohortes analizadas.
En sus recomendaciones, los autores del artículo establecen una serie de controles a llevar a cabo como mínimo una vez al año con todas aquellas personas con el VIH que envejecen:
- Realizar pruebas de cribado de diversos cánceres no definitorios de sida, enfermedad cardiovascular y pérdida de densidad mineral ósea, entre otras
- Evaluar diversos signos y síntomas asociados a la edad: caídas, incontinencia, problemas de sueño, confusión, problemas de visión, pérdida auditiva y sarcopenia (pérdida de masa muscular asociada a la edad).
- Proporcionar las vacunas necesarias y sus dosis de refuerzo
- Realizar pruebas de cribado del virus de la hepatitis C (VHC), del virus de la hepatitis B (VHB) y de otras infecciones de transmisión sexual
- Realizar pruebas de función física y fragilidad tales como la fuerza de agarre, el tiempo que tarda la persona en levantarse de una silla o observar cómo el paciente camina 4 metros.
- Evaluar la dieta y el estado nutricional
- Medir la salud neuropsicológica preguntando sobre síntomas depresivos, calidad de vida u otras pruebas relacionadas
- Analizar la posible existencia de problemas de corte social tales como la soledad y el aislamiento
Sobre la base de estas determinaciones, los expertos consideran que los médicos deberían llevar a cabo las siguientes acciones clave:
- Prevenir diversas comorbilidades o detectarlas y controlarlas de forma precoz
- Analizar posibles interacciones y eliminar medicamentos innecesarios
- Seleccionar de forma individualizada el régimen antirretroviral más adecuado en base a las condiciones de salud individuales
- Favorecer un estilo de vida saludable, ofreciendo consejos dietéticos y apoyo para dejar de fumar
- Intervenir y realizar las derivaciones adecuadas para la atención de problemas sensoriales o físicos
- Promover la actividad física y una nutrición adecuada para el mantenimiento de la masa muscular
- Tratar las causas subyacentes de la disminución de la capacidad física
- Tratar el deterioro cognitivo
- Referir a los pacientes al psiquiatra o al psicólogo si se detectan condiciones como depresión o ansiedad o a un trabajador social si se detectan problemas de tipo social (soledad, aislamiento, etc.)
- Promover comportamientos que permitan mejorar las habilidades propias y las relaciones personales
Los autores del estudio concluyeron que “envejecer es un proceso complejo, que se hace más complicado en el contexto de una infección crónica como la producida por el VIH”. La literatura científica sugiere que la atención de una persona mayor con comorbilidades es óptima si se cuenta con la participación de un equipo multidisciplinar de atención, por lo que los sistemas de salud deberían tener en cuenta esta necesidad para cumplir con los retos que supone atender a un número cada vez mayor de personas con el VIH que envejecen.
Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Negredo E, Back D, Blanco JR, et al. Aging in HIV-Infected Subjects: A New Scenario and a New View. Biomed Res Int. 2017;2017:5897298. doi: 10.1155/2017/5897298. Epub 2017 Dec 21.
Referencia: Negredo E, Back D, Blanco JR, et al. Aging in HIV-Infected Subjects: A New Scenario and a New View. Biomed Res Int. 2017;2017:5897298. doi: 10.1155/2017/5897298. Epub 2017 Dec 21.
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