jueves, 7 de mayo de 2015

"LAS RESPONSABILIDADES DIFUSAS..." LA CARA Y LA CRUZ DEL ORGULLO GAY DE MADRID,Y LOS NUEVOS RICOS GAY QUE SE REÚNEN CON LA DERECHA PISOTEANDO LOS MUCHOS AÑOS DE LUCHAS Y PERDIDAS HUMANAS EN ELLO...(BASADA EN HECHO REALES....)

Hoy nos hemos reunido los responsables de la organización de Mado (Madrid orgullo) y Madrid Worldpride 2017 con Esperanza Aguirre, candidata a la alcaldía de Madrid. Muy satisfecho tras comprobar su entera disposición a poner el apoyo institucional a servicio del mayor evento de la ciudad. Somos una gran ciudad y nos merecemos una gran alcaldesa como ella”. Eso fue lo que publicó el vicepresidente del Comité de Madrid Worldpride 2017 en su Facebook personal, desatando todo tipo de aireadas respuestas por su “nos merecemos una gran alcaldesa como ella [Esperanza Aguirre]”.

Y aquí es cuando llegan cosas que entiendo… y cosas que no.

Entiendo que cualquier asociación (AEGAL es una asociación empresarial propietaria de la marca MADO) tiene que reunirse con todos los grupos políticos para asegurarse de que sus reivindicaciones son recogidas en mayor o menor grado en cuantos más programas mejor. Las reivindicaciones de los empresarios, claro, que para las demás reivindicaciones hay otras asociaciones (que también tienen sus reuniones). Entiendo que me cuentan que previamente se habían reunido con otros políticos de otros partidos, si bien no habían generado polémica y por tanto habían pasado desapercibidos. Entiendo que estas reuniones con políticos se hacen en época electoral porque es el momento en el que los partidos son más receptivos a tener reuniones, aunque solo sea para hacerse la foto. También entiendo que la reunión con Esperanza Aguirre fue a petición de su equipo, y que ese día Esperanza Aguirre hizo una maratón gay con varios actos. Finalmente, también entiendo que el texto se publicó en un perfil personal, y que por tanto es una opinión personal que no tiene por qué reflejar la opinión de la organización. O, a lo mejor, eso ya no lo entiendo tanto. Estamos hablando de las responsabilidades difusas.

Responsabilidades difusas

Vamos a partir de tres premisas:

1) Cualquiera puede tener la ideología política que le venga en gana, por muy absurdo y/o incoherente que nos parezca. Otro habrá que piense lo mismo de cada uno de nosotros, tenga la ideología que tenga.

2) Igual que cualquiera tiene la libertad de expresar (porque nadie le ha obligado) sus afinidades políticas, al hacerlo abre la puerta para que otros tengan la libertad de expresar que no entienden esa afinidad en base a distintos criterios (se supone que desde la discrepancia, pero sin faltar al respeto). Yo no puedo entender que alguien sea gay y de derechas teniendo en cuenta el historial de la derecha con respecto al colectivo LGTB (no olvidamos el recurso de inconstitucionalidad contra el matrimonio igualitario). Y puedo expresar que no lo entiendo y argumentarlo sin necesidad de recurrir al insulto, y sin que la otra persona tenga por qué ir de víctima solo porque alguien discrepa (aunque ese es otro tema). Se llama debate o conversación.

3) Las asociaciones no deberían tener afinidades políticas ni demostrarlas, aunque es evidente que sus miembros las tienen.

En MADO me consta que hay gente de distintas ideologías (aunque todo apunte a que predomina el pensamiento de derechas, igual que en otras organizaciones como FITUR LGTB). Hay que distinguir entre la opinión personal y la institucional. Pero para poder distinguirlo, tanto la institución como sus representantes tienen que marcar unas pautas claras. Eso es lo que ha fallado. Bueno, eso y una deriva en lo que es el Orgullo de la que hablaré más adelante.

Resumiendo este caso concreto, en mi opinión no hubiera saltado polémica alguna si:

1) Quien dice eso no fuera un representante de MADO hablando de un acto de MADO.

2) MADO no llevara años demostrando una clara deriva a favor del dinero a costa de la reivindicación. Y es muy legítimo que los empresarios ganen dinero (en Universo Gay intentamos hacerlo), pero si haces una cosa luego no puedes extrañarte de que la gente opine sobre ello. En el caso de AEGAL, la falta de equilibrio entre negocio y activismo ha generado muchas críticas que no se pueden obviar y han hecho que una opinión supuestamente personal se asimile como propia de MADO.

Pero claro, aquí se han juntado los dos temas. Aunque fuera un muro personal, al hablar de “nosotros” (en referencia a la organización) se crea una responsabilidad difusa. ¿Está hablando como particular o, al narrar una actividad de la organización de la que es vicepresidente, está hablando como representante de la misma? No es la primera vez que pasa. Rubén López, cuando era responsable de comunicación de FELGTB, provocaba polémicas al utilizar su cuenta personal tanto para hablar del trabajo en la FELGTB como para expresar opiniones personales que incluían temas políticos. ¿Cuándo habla la persona y cuándo el cargo? Y el ejemplo de Rubén López no es casual, ya que sus ideas políticas están en las antípodas de las expresadas por el vicepresidente de MADO. Esto evidencia que la polémica no es tanto una persecución política anti-Esperanza Aguirre (que algo de eso hay, porque la condesa por encima de la ley, la que está en todas las polémicas pero nunca tiene nada que ver, arrastra lo suyo) como una repulsa ante un posicionamiento político donde no debería haberlo. Ese es el tema.

Por supuesto, la solución más sencilla es que la cuenta personal se utilice para cosas personales, y luego haya una cuenta oficial. No se puede prohibir a la gente que, por tener un cargo público en una organización, dejen de expresar sus ideas. ¡Faltaría más! Pero sí se puede prohibir que se hable de la organización en la cuenta personal y de cosas personales en la cuenta de la organización. De esta manera se evitarían este tipo de situaciones. Entonces, ¿por qué es tan difícil?

La deriva del Orgullo

Se hubiera entendido mejor que lo expresado por el vicepresidente de MADO en su cuenta personal era solo una opinión personal si no fuera por otro tema: la deriva del Orgullo. Desde hace años el Orgullo ha estado viniendo a menos a costa de adaptarse a lo que el gobierno municipal y autonómico del PP vería con mejores ojos. Cierto que es un evento que atrae multitud de gente, pero se ha convertido en una fiesta en la que la reivindicación, que debería ser el eje central, queda en pura anécdota. De hecho, esa fiesta que no deja de ser puro negocio para los empresarios de AEGAL condiciona todo el evento, doblegándose a los caprichos del ayuntamiento (del PP, del partido por el que se presenta Esperanza Aguirre a la alcaldía). Porque hay cosas que, por activismo, jamás se hubieran debido de aceptar. Cosas que, sin embargo, como negocio son… negociables. En AEGAL da la sensación de que nunca ha habido líneas rojas que no se refirieran a previsiones de ingresos.

AEGAL es una organización empresarial. Es evidente que su interés es el de los empresarios que la componen y, aunque supuestamente al menos la mayoría de ellos sean LGTB, está claro que les resulta más prioritaria la parte empresarial que la parte social. Por eso es una asociación empresarial. A mí no me parece mal porque no es ningún secreto y es lícito que cada uno defienda sus propios intereses de manera legal. Lo que me parece mal es que, en estas condiciones, MADO sea una marca, un producto de AEGAL. Y que el Orgullo, al final, sea una semana de MADO y unas horas de manifestación.

Aquí tenemos otra responsabilidad diluida: ¿Quién organiza el Orgullo? Supuestamente, COGAM y FELGTB se encargan exclusivamente de la manifestación y de parte de las actividades culturales de la semana del Orgullo. AEGAL, bajo la marca MADO, se encarga de todo lo demás. Todo. Es bastante evidente que eso está mal. Muy mal. Porque al final todo redunda en un negocio gestionado por empresarios, cuyo interés prioritario es el beneficio económico (obviamente), que incluye unas horas de manifestación como mal menor, como un pretexto. Y está mal no porque sea un negocio, sino porque es el Orgullo. Si AEGAL quiere hacer, por ejemplo, durante la Semana Santa o cualquier fecha que consideren propicia, un Festival Gay de Madrid (igual que existen los eventos multitudinarios de osos, sin ir más lejos), yo no tengo nada que objetar. Pero estamos hablando del Orgullo, que es de todos, y que por su origen y consideración debería estar al servicio de la reivindicación y el activismo.

Pero ya no se trata de que el Orgullo se haya convertido en un negocio. Es que si al pactar con el ayuntamiento hay que bajarse los pantalones en lo poco que queda de activismo, por el bien del negocio, se pacta. Si a 24 horas de la manifestación el ayuntamiento niega el montaje de la iluminación y el sonido del escenario final, mientras no afecte a MADO, hay que tragar. Ni plantón ni exigencias, porque MADO no puede parar. Eso al margen de que, aunque la manifestación sea prácticamente lo único que gestiona la FELGTB, si luego tiene que ir una carroza en concreto porque patrocina MADO, la carroza va en la manifestación.

Así que entre todos la mataron y ella sola se murió. Tanto AEGAL como FELGTB (al ceder el control a AEGAL) son responsables del lamentable estado en que está el Orgullo. Porque ahora mismo no es una semana del Orgullo. Es una fiesta llamada MADO (marca registrada) en la que se incluyen unas horas de manifestación.

Debo reconocer que no todos los miembros de AEGAL piensan igual. Conozco a muchos empresarios de Chueca que en su momento estaban dispuestos a que se cancelara MADO, a renunciar a la fiesta, a los escenarios, a las barras… como medida de presión hacia el ayuntamiento en defensa de principios activistas. Paradójicamente ninguno de ellos está en la directiva de AEGAL.

También es cierto, porque no es ningún secreto, que Universo Gay apoya el Orgullo, difunde las actividades de MADO como medio colaborador (aunque de toda la semana siempre hemos hecho más hincapié en la manifestación), valora el trabajo de la FELGTB (más teniendo en cuenta que es una federación que tiene que lidiar con muy pocos recursos, FELGTB es mucho más que la manifestación del Orgullo), y que el año pasado estuvimos en la manifestación ocupando parte de una carroza. Y estuvimos en una carroza (que hizo su correspondiente donativo a COGAM) porque además de una empresa independiente somos activistas (en 2014 publicamos casi 3.000 contenidos de actualidad LGTB, incluso fuimos demandados por ello), y queríamos estar en un evento que consideramos que es de todos. Pero eso no me impide expresar que hay otra manera de hacer las cosas y que deberíamos plantearnos, todos, una remodelación del evento.

La Gran Vía

Y, al final, el titular es que Esperanza Aguirre está a favor de que el Orgullo vuelva a Gran Vía. Maravilloso. Que si el recorrido histórico y todo eso. Pues no. Porque el recorrido de Gran Vía nunca fue histórico. Gran Vía fue una imposición del ayuntamiento porque las obras de remodelación en Sol (que era el recorrido anterior) impedían el paso del tráfico, y porque de paso querían celebrar el centenario de la Gran Vía. A mí me gusta el recorrido por Gran Vía, pero no me parece un tema por el que pelear. Lo importante es que la manifestación se celebre y que moleste, que haga ruido, que se haga ver. Y, en ese sentido, el recorrido por Paseo del Prado y Paseo de Recoletos es mucho mejor. Ni siquiera vale el pretexto de la cercanía a Chueca: el final de recorrido por Paseo del Prado y Paseo de Recoletos está más cerca de la plaza de Chueca que el final de recorrido por Gran Vía. El mero hecho de que Esperanza Aguirre dijera que prefiere Gran Vía porque molesta menos debería ser razón suficiente para que todos renegáramos de Gran Vía.

Gran Vía es el tema con el que quieren entretenernos. Es el árbol con el que quieren que no veamos el bosque.

La derecha y la reivindicación

No puedo terminar este artículo sin remarcar la manera en la que la derecha española se ha ido comiendo toda la reivindicación. Bajo el paraguas del liberalismo, la derecha ha aceptado el Orgullo como un negocio del que sacan partido y que han modelado a su gusto a lo largo de años. Gracias a AEGAL, la derecha ha conseguido poco a poco limitar el incómodo activismo a unas horas frente a una semana de lucrativo negocio. Sea por afinidades ideológicas o por cuestión de supervivencia, las cesiones desde que el Orgullo es gestionado por AEGAL han conseguido que al final en Madrid el Orgullo sea para el ayuntamiento exclusivamente una cuestión económica. Y es por eso que, cuando un miembro de la organización de MADO dice lo mucho que le gusta Esperanza Aguirre, la gente entiende que es la visión de MADO por mucho que se haya publicado en un perfil personal.

¿La solución? Mi sugerencia es que FELGTB debería retomar el control del Orgullo, ya sea en solitario o con una mayor colaboración con AEGAL, para que desde el mismo pregón la reivindicación sea el eje central. El Orgullo debería ser un evento sin responsabilidades difusas, organizado y controlado desde el activismo, y con la participación de los empresarios. No al revés. Con fiesta y celebración, sí, pero sin olvidar las raices ni el objetivo fundamental del Orgullo.

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